lunes, 14 de enero de 2013

3.151 VIAJE AL INFIERNO



Muriel Thomas, eres un loco obstinado, toda tu ciencia es hallar la máquina que te traslade al futuro. Has dedicado una vida plena en conseguirlo, pero la obsesión te ha costado en demasía. Ya estás a punto de rendirte, pero aún así vas a probar por última vez. Portas la mochila preparada a conciencia. Como en tantas otras ocasiones añades al marcador la fecha elegida, tres mil ciento cincuenta y uno, aseguras el cierre en la compuerta del minúsculo artefacto del tiempo. Para evitar las risas del fracaso, esta vez has optado por hacerlo en secreto, arriesgando por completo. Ojala funcione. Enciendes motores observando que esta vez la carga de potencia, protones y neutrones es mayor que en pruebas anteriores, quizá se deba a que el resto del mundo duerme y tú puedes absorber mayor cantidad de energía. ¿Cómo no se te ocurrió antes? Contienes el aire en tus pulmones mientras pulsas el interruptor de propulsión y… ¡Por todos los santos! ¿Qué ha sido esa luz? ¿Te has quedado ciego? Muriel, deja de frotarte los ojos y enfoca tío, seguro que algo ha vuelto a fallar. Parpadeas, enfocas, observas. ¡Joder has vuelto a fracasar! Sigues dentro de la misma nave. Sí mejor te jubilas y le dejas esto a los jóvenes que vienen detrás. ¡A quién se le ocurre! A tu edad jugando a los marcianitos. Perdiste la oportunidad de enamorarte y crear tu propia familia para nada. Venga sal y vete a casa, que aquí ya has concluido.

¡Demonios! ¿Qué ha pasado? Todo cuanto te rodea se ha destruido. La máquina del tiempo está dentro de un socavón de arena, el interior se mantiene intacto pero por fuera parece un amasijo de hierro oxidado. Ya ha amanecido, pues el cielo tinta tonos malva. Subes escalando por la tierra, curiosamente esta dura y compacta, como si llevara años en esa situación. Una vez en lo alto no te puedes creer lo que estás viendo. ¿Qué es todo esto? ¿Dónde estás? Parece una ciudad en ruinas, como si una onda expansiva hubiese arrasado todo a su paso hace cientos de años. El sol ya ha levantado por completo pero el color del cielo es extraño, las nubes son entre violetas, rosas, grises, azulados y naranjas amarillentos. Huele raro, una mezcla entre oxido y tierra húmeda. ¿No estarás soñando? Avanzas con pasos cautelosos, el miedo comienza a rondar tu mente. Te giras contemplando la oquedad en la tierra donde se encuentra semienterrado el artilugio del pasado, observas la devastación que hay a su alrededor, y te das cuenta de lo que has hecho. No hay nada, tan solo exterminio. Ni un árbol, ni verde, solo tierra inerte con un fondo destruido con el aspecto de una antigua civilización en forma de ciudad derruida. ¡Has sido tú! Has pagado caro el precio del viaje. Estás en el futuro, sí, pero has matado todo cuanto había. Eres el destructor del planeta. Ni ovnis, ni meteoritos, ni catástrofes naturales. Tú y tu obstinada imprudencia. Soñabas con ser el primero en viajar al futuro, pero no te paraste a pensar en las consecuencias. ¡Eres el único superviviente del año dos mil trece!

Caminas varias millas, para verificar que no hay vida unas ciudades más allá, pero todo el paisaje es igual, montañas y valles desiertos, pueblos y aldeas en reliquias, acantilados con esqueletos de buques naufragados, es como caminar por Egipto en pleno descubrimiento.

Poco a poco vas consumiendo los víveres de la mochila. Los días van pasando pero no te rindes, sigues en busca de supervivencia. La esperanza se consume, lloras el egoísmo del inventor. Tanto tiempo deseando llegar a lo desconocido, y ahora darías tu ser por regresar al pasado y cambiarlo todo. Seis días más, trasegando por la aflicción, te sientas a la orilla de un rio sin peces, sin insectos, ni vegetación. Te lavas la cara y pruebas su contenido, ¡H2O, pura y limpia! Rebuscas en la bolsa de basura todo lo que se puede utilizar, pues hasta ahora lo has guardado todo. Siembras lo que puede ser la nueva creación. Semillas de manzana y pipos de naranja, es poco, pero tal vez sea un buen comienzo para la esperanza de vida, pues la temperatura es óptima para que germinen. Te tumbas esperando el fin, al menos que el cuerpo sirva de alimento ya que tu ser trajo la muerte. Ahora sí, el mundo depende de tu ADN

4 comentarios:

  1. Cuando digo yo que has evolucionado hazme caso...Esto es lo tuyo amiga; contar historias. Y además has utilizado los cinco sentidos para escribirla.
    Muackkkkkkk

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  2. Gracias cielo, es cierto que me siento más comoda contando historias que dialogando de ellas, pro eso aún me cuesta bastante cuando tengo que hacer hablar a los personajes jejejej Pero ya voy superando esos miedos poco a poco

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  3. Rotbel, guapa!. Me encanta tu relato y, me parece que es el que subiste al concurso de ciencia ficcion en nuestro foro verdad?.
    Tuve un problema con el ordenador y no lo ví por ninguna parte, pero de haberlo leido a tiempo, lo habria votado sin ninguna duda,porque es el mejor de todos. Para mi...tu eres la ganadora.

    UN saludo!

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    1. Muchas gracias cielo, me alegra saber que te ha gustado. Sí que es el que subí al concurso. Yo cuando escribo para esos concursos no lo hago por ganar, sino por intentar solventar nuevos retos, para probarme a mí misma que se puede escribir de todo, solo hemos de ser valientes y crear cosas que nunca antes se nos hubiera ocurrido. En la variedad está el éxito de conocernos mejor a nosotros mismos.
      Un beso guapa, y muchas gracias por tus palabras. Eres un cielo.

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